Una de las oraciones más significativas para el regreso del Mesías es:
ברוך הבא בשם ה' , Baruj Haba b'shem Adonai
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
Se encuentra DOS VECES en el Evangelio de Mateo. La primera es en la jubilosa bienvenida de las multitudes en el momento de la "entrada triunfal" en Jerusalén. Cuando Yeshúa entró en la ciudad montado en un asno, la gente tendió sus ropas en la calle, ondearon ramas de palma y gritaron:
¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! – Mateo 21:9
La segunda vez se encuentra unos días después, mientras Yeshúa está predicando en Jerusalén, enseñando sobre el fin de los tiempos y reprendiendo a los líderes religiosos por su hipocresía:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!... Pues bien, la casa de ustedes va a quedar destruida. Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
Doble entrada condicional
Así pues, tenemos una "entrada triunfal" en el pasado (Mateo 21) y otra en el futuro (Mateo 23). La futura se refiere a la Segunda Venida. Será similar a la primera, pero mucho más gloriosa y "triunfal". Yeshúa regresará sobre un caballo blanco, y será recibido por una gran multitud, procedentes de todas las naciones.
Yeshúa dijo: "No me verán hasta que...". Esto puede considerarse tanto negativo como positivo, un castigo y una promesa. En primer lugar, la ciudad será destruida. Luego, en algún momento en el futuro, deberá ser restaurada.
Después de que sea restaurada, llegará un momento en que el pueblo de Jerusalén lo recibirá con gritos de "¡Baruj Haba!". No regresará hasta que esto suceda. Volverá cuando suceda. Sucederá. Esto es tanto una profecía como un prerrequisito.
¿Por qué tienen que ocurrir primero estos acontecimientos? – Por la misma razón por la que debe haber dos venidas del Mesías, una para sufrir como sacrificio expiatorio; otra para reinar como rey.
Después de que Yeshúa fuera crucificado, la ciudad tuvo que ser destruida. En ese momento el mensaje de salvación comenzó a difundirse por todo el mundo. Ahora, después de muchos años, cada nación ha tenido la oportunidad de recibir la salvación. La Ecclesia internacional ha crecido, compuesta de verdaderos cristianos de cada grupo étnico.
Ahora es el tiempo para que Israel sea restaurada, de que esté lista para recibir de nuevo al Mesías Yeshúa. Esta vez no sólo Israel le dará la bienvenida, sino también el remanente de gente de cada tribu y lengua.
En Parte 2, compartiré acerca del prerrequisito internacional para la venida de Yeshúa.