En el libro de Apocalipsis, hay cuatro ocasiones en las que los cielos se abren sobre nosotros, y en cada ocasión, hay un avance espiritual para el Reino de Dios.
Apocalipsis 4:1
Después de estas cosas miré al cielo, y vi una puerta abierta en el cielo. Y la primera voz que oí, como de trompeta, al hablar conmigo, dijo: "Sube acá, y te mostraré las cosas que deben suceder después de estas".
En esta primera ocasión los cielos se abren por la dedicación personal de UN hombre; aquí
Yochanan (Juan). Esto es alentador porque muestra que no dependemos totalmente de
otras personas para ver un avance espiritual. Una persona leyendo este artículo podría abrir los cielos por su propia fe y pureza de corazón.
Esta historia nos recuerda a Jacob huyendo de Esaú, y teniendo el sueño en Betel, de la escalera con los ángeles subiendo y bajando (Génesis 28). Allí también un hombre con una fe desesperada y un pacto con Dios tuvo los cielos abiertos sobre él.
Nota: Yochanan estaba respondiendo al reto de Yeshúa (Jesús) en Apocalipsis 3:20—
Si alguno oye Mi voz y abre la puerta (de su corazón) ... Quizás la gente de Laodicea no abrió sus corazones, pero Juan sí lo hizo. Aquí hay un reto y una oportunidad personal. Ese desafío y oportunidad son tan válidos hoy como lo fueron en su día.
Nota: Yochanan no fue "raptado" físicamente aquí. Su cuerpo estaba en la tierra y
espiritualmente ascendió al cielo. Así es con algunas de las otras descripciones en el libro de Apocalipsis de personas que están ante el trono de Dios. Aun hoy, los santos tienen pleno acceso al trono de Dios mientras adoramos y oramos en esta tierra.
Apocalipsis 11:19
Entonces el templo de Dios que está en el cielo fue abierto, y el arca de su pacto se veía en su Templo, y hubo relámpagos, estruendos, y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada.
En esta segunda ocasión, los cielos se abren en respuesta a una revelación profética a los santos. ¿Cuál fue esa revelación? – Que Yeshúa asumiría Su gobierno y reinaría en la tierra. El versículo 15 nos habla de la revelación de que los reinos de este mundo serían tomados por Yeshúa. En el versículo 17, la alabanza viene ante el trono de Dios porque Él ha ejercido Su poder y ha comenzado a reinar.
Esta revelación del fin de los tiempos del reino de Dios tomando el control de los gobiernos de la tierra es un gran avance en el Espíritu. Esto es parte del evangelio del reino que está siendo predicado (Mateo 24:14), y no solo el evangelio de la salvación. Este es también el comienzo del momento adecuado para que el "reino sea restaurado a Israel"- Hechos 1:6.
Nota: Esta revelación se dará a conocer al mismo tiempo que Dios está trabajando en la Iglesia internacional (restaurando el correcto gobierno apostólico) en las naciones (incrementando la influencia de los justos en los gobiernos), y en Israel, (con la restauración del remanente y un gobierno temeroso de Dios).
Apocalipsis 15:5, 8
Después de estas cosas miré, y se abrió el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo.
Y el templo se llenó con el humo de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar al templo hasta que se terminaran las siete plagas de los siete ángeles.
En esta tercera ocasión, la revelación profética es dada en relación con los "juicios" de Dios. Debemos alabar a Dios, no sólo por Su perdón de pecados a aquellos que reciben Su gracia, sino también por su CASTIGO de pecados a aquellos que continúan en rebelión. Dios recibe gloria tanto de los vasos de gracia como de los vasos de ira (Romanos 9:21-23, II Timoteo 2:20-21).
La mayoría de nosotros hemos sido tan influenciados por el humanismo y la equivalencia moral, que la idea de alabar a Dios por Sus juicios nos parece extraña. Admito que todavía me resulta incómodo. Pero debemos cambiar y tener el mismo corazón que Él tiene. Él ama la justicia y odia la maldad (Hebreos 1:9).
En el momento de este acontecimiento profético, siete ángeles vestidos de blanco con copas de oro están desatando la ira de Dios. El simbolismo del blanco y el oro muestra que estos
castigos iracundos son puros y santos. Este juicio viene de Dios, no del diablo.
Nota: Como Dios obra al mismo tiempo en el espíritu y en lo natural, las Escrituras indican que habrá un templo reconstruido en Jerusalén al mismo tiempo que el templo celestial está siendo revelado a los santos. (Ver Apocalipsis 11:1.) Una de las señales del fin de los tiempos será el templo reconstruido en Jerusalén.
Apocalipsis 19:11, 14, 15
Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco. Y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra.
Y los ejércitos que están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, le seguían sobre caballos blancos.
De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso.
Esta cuarta ocasión de cielos abiertos ocurre en la Segunda Venida de Yeshúa. Aquí Él no
solo reina como rey; no sólo juzga como juez; sino que incluso hace la guerra como jefe de los ejércitos de Jehová (Ver Josué 5:13-15). Yeshúa regresa como rey, como juez y como comandante en jefe.
Después del regreso de Yeshúa, los cielos estarán permanentemente abiertos, y habrá acceso total entre el cielo y la tierra.
Podríamos resumir la importancia profética de los cuatro cielos abiertos de la siguiente manera:
Dedicación Personal
Gobierno del Reino
Juicio Justo
Segunda Venida de Yeshúa.
Lo último que sucede antes de que Yeshúa regrese es que Su "novia" se ha preparado
(Apocalipsis 19:7). Dios no actúa solo, sino en pacto de cooperación con Su pueblo profético en la tierra. De hecho, "Él no hace nada sin antes revelar Sus secretos a Sus siervos los profetas" (Amós 3:7). No debemos ser espectadores de los últimos tiempos, sino participantes activos en los propósitos de Dios.
Mientras abrimos nuestros corazones, mientras caminamos en justicia, mientras oramos con discernimiento profético, los acontecimientos del final de los tiempos se desplegarán ante nosotros, y el poder de un cielo abierto será desatado.