Tents of Mercy Congregation
Kiryat Yam, Israel
La competición de la Copa Mundial de Catar en el golfo Pérsico llega a su fin. El fútbol o “Cadur-regel” (en hebreo) es el deporte más popular de Israel. Tanto a los niños como adultos les gusta jugar a este tipo de juego en cualquier lugar posible– sea sobre hierba, asfalto, colina o llanura.
Los aficionados al fútbol apoyan con enorme lealtad a los equipos israelíes locales. Llevar los colores “incorrectos” en algunos círculos es razón suficiente para que haya comportamiento antagonista, sobre todo los días que hay partidos importantes, y ciertamente cuando asisten a los partidos mismos.
Lo que es gracioso e incluso lo peor de un anuncio cómico que se emite actualmente, es que si bien Israel adora el fútbol, nuestro equipo nacional solo se clasificó una vez en la Copa Mundial de 1970. Los equipos campeones locales israelíes ocasionalmente juegan contra sus homólogos europeos, y decenas de nuestros mejores jugadores han sido incluso fichados por equipos europeos.
En ausencia de representación israelí en la Copa Mundial, los aficionados israelíes apoyan a otros países asociados con su herencia o idioma, o simplemente a un equipo que capte su corazón y atención. Caminando en el centro de Haifa la otra noche, tras la sorprendente y emocionante victoria de la selección marroquí, nos cruzamos con un grupo diverso de estudiantes que celebraban el éxito marroquí gritando y con alegría. Muchos, incluida mi familia, favorecen la selección brasileña por la manera en que juegan con pasión, gracia, libertad y gozo.
Seguir juntos la Copa Mundial ha sido una actividad familiar sana y agradable durante varias semanas. Mientras íbamos viendo los partidos, ha sido divertido observar e identificar los caracteres nacionales y características en los equipos y aficionados. Disfrutamos el drama que conllevaba, toda la algarabía, emoción y expresión cultural que inevitablemente se refleja en la forma en que juegan los equipos y la manera en que los aficionados les animan, como se alegran de los éxitos y victorias de su equipo y como lamentan los errores y derrotas.
Mientras seguíamos el progreso del torneo, me llamó mucho la atención la relevancia mundial del evento. Ha sido particularmente fascinante ver cómo cada país responde a nuestros corresponsales israelíes informando sobre los partidos de Catar. Antes y después del partido Irán-EE.UU, algunos aficionados iraníes rehusaron hablar con los periodistas israelíes por miedo a represalias por asociarse con el enemigo. Otros hablaron valientemente, abiertamente y amigablemente con los israelíes, expresando tristeza sobre la animosidad entre las naciones y transmitiendo esperanza de que las cosas puedan cambiar en el futuro.
¿Por qué este evento internacional suscita tanta pasión e interés humano? Quizá porque nos conecta con percepciones mucho más profundas que simple entretenimiento.
Aquí tenemos cinco percepciones que enlazan directamente con la eternidad:
1. Dios es el vencedor y campeón definitivo. Nos creó a Su imagen. Todos buscamos una victoria. Buscamos un héroe.
“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura …” (1 Corintios 9:25-26)
2. Nos identificamos fácilmente con el deseo, drama y determinación de los equipos desfavorecidos que se levantan a sí mismos una y otra vez y siguen adelante, ganando ocasionalmente contra todas las probabilidades. Nuestro entrenador celestial nos ha llamado a Su racha ganadora, pero tenemos que seguir su ejemplo, lo que no siempre es fácil.
“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14 NVI)
3. Los jugadores que más triunfan y los equipos que ganan, juegan con todo lo que tienen. No retienen nada. Juegan con todo su corazón y todas sus fuerzas. Somos diseñados por Dios para hacer las cosas de la vida con todo nuestro ser.
“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo” (Colosenses 3:23 NVI)
4. Dios nos creó para relacionarnos. El compañerismo entre los jugadores del mismo equipo e incluso distintos equipos es muy entrañable. Las emociones que se despiertan en nosotros cuando los equipos ganan y pierden de manera dramática son debidas al diseño del Creador. En realidad, los estudios muestran que los aficionados que se sienten identificados y apegados a los equipos deportivos obtienen un impacto positivo en su salud mental por la experiencia, independientemente de que su equipo gane o pierda.
“Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. (Romanos 12:15 NVI)
5. Por último, todos esperamos que se revele el equipo ganador. Después de ver como cada equipo se mantenía unido para evitar la derrota (defensa) e unirse en cualquier intento para conseguir la victoria (ataque), lo más importante es: ¿Quién persistirá hasta el final y ganará el partido?
“La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios…” (Romanos 8:19 NVI)
Para el partido final de la Copa Mundial del 18 de diciembre, abrimos nuestra cafetería congregacional para que los miembros y sus amigos pudieran ver juntos el partido, incluyendo algunos de los jóvenes inmigrantes a los que hemos estado ayudando en los últimos meses.
Únete a nosotros en oración para obtener dirección mientras continuamos abriendo nuestras puertas a la comunidad. Que el sabor y el olor de la eternidad llenen nuestro centro ministerial de una manera que glorifique a Dios y atraiga a nuestros prójimos hacia su Creador, ¡el Vencedor final y victorioso!
[Exención de responsabilidad: Este artículo no representa una promoción ni una aprobación de todos los aspectos políticos y/o sociológicos relacionados con la Copa Mundial.]