
En la primera parte, aprendimos que según la Biblia, “Israel” puede significar: a) los descendientes físicos de Abraham, Isaac, y Jacob—el pueblo judío b) el pueblo judío en su tierra, y c) el remanente de creyentes en Yeshúa: judío y gentil juntos.
La metáfora del Olivo de Romanos 11 exige que los cristianos se vean a sí mismos como “injertados” (conectados en pacto) a Israel de una manera que refleje la plenitud de las 3 dimensiones del Israel bíblico. Esta es la fórmula de Dios para traer “la plenitud de los gentiles/naciones,” “la salvación de todo Israel,” y la segunda venida de Yeshúa. (Rom 11:25-26)
Antes de estudiar lo que puede significar “ser injertado” en nuestro tiempo, me gustaría ver como los cristianos se han estado conectando con Israel de formas que son buenas, pero que no llegan a la plenitud que buscamos.
1) A + B, sin la C: Conectar con Israel o el pueblo judío FUERA de la fe del evangelio Durante las últimas generaciones, muchos cristianos han discernido en Israel el cumplimiento de las muchas profecías bíblicas en cuanto a la reunión del pueblo judío y la restauración de nuestra nación. Después de siglos de maltrato a los judíos, los cristianos han aceptado el mandamiento de “provocar” “a celos” con amor al Israel incrédulo (Rom 11:11). Muchos organizan visitas a la tierra, visitan las FDI, se reúnen con políticos, rabinos, etc; han donado fondos o plantado árboles para ayudar a la nación; y muchos tienen una postura pro-israelí. Todas estas cosas son buenas, pero pueden olvidarse completamente de la “c”, el Israel que es el Israel de la fe, el remanente espiritual de creyentes israelíes en Yeshúa.
Romanos 9:6 y 11:17-18 nos dice que no todo Israel es plenamente Israel. Si la principal forma de conectar, de injertarse al olivo, es a través de la mayoría judía no salva entonces uno se está injertando básicamente a ramas que son (al menos en esta etapa)¡desarraigadas del árbol! ¡¡Esta no es una buena fórmula para “participar de la raíz y de la rica savia del olivo!!” ¡Es imposible recibir bendición y nutrirse de la raíz si estás injertado en ramas que ni siquiera están conectadas al árbol! Este error fue bastante perdonable hace una generación cuando el remanente creyente de Israel era tan diminuto hasta ser prácticamente invisible, pero hoy día la nación judía está experimentando una restauración espiritual y un remanente creciente y maduro de fieles en Yeshúa. ¡Es tiempo para la plenitud de la relación de injerto del olivo!
2) Enseñanza de las raíces judías/hebreas de la Torá Actualmente, existe una enseñanza muy popular sobre las “raíces judías” de la fe. Conocer el trasfondo hebraico de las Escrituras, cultura judía, fiestas, etc puede ser beneficioso siempre y cuando no venga con una promesa de encontrar a través de su observancia los beneficios espirituales que ya tenemos en el Mesías. Pero conectar con las leyes y la cultura de un pueblo es distinto a unirse a ellos de una manera relacional. Piénselo así: Comer de forma regular en un restaurante Sushi puede ayudarle a apreciar la comida japonesa, pero podría no conectarle con la realidad que es Japón. Por supuesto, apreciar la gastronomía nacional, o estudiar el idioma y la historia de Japón, puede ayudarle a fomentar una mayor relación con los japoneses, ¡pero no debería confundirse con la relación misma!
El olivo de Romanos 11 es un “árbol con personas,” no un árbol “enseñanza/doctrina de la Torá”. Según Pablo, la raíz del árbol (el pueblo del pacto de Dios) ha de identificarse más con el pacto abrahámico de fe y promesa, que con las prácticas religiosas posteriores basadas en la Torá que llegaron a definir los límites de la identidad judía (Gal 4-5; Rom 10:4). En contexto, la idea principal de Pablo es sobre la relación correcta con otros pueblos en el árbol, no con observar Sabats o fiestas.
Este “árbol” del pueblo de Dios es como un arco iris que muestra una increíble variedad de culturas e identidades únicas de las naciones, las cuales Juan pudo reconocer en su visión. (Ap 7:9) Esta forma equivocada de “conectarse” o “injertarse” con Israel a través de la enseñanza de las raíces judías en realidad puede ser un gran engaño: Uno se puede encontrar con un estilo de vida supuestamente “judío” o “bíblico” y practicar la fe, pero sin ninguna de las conexiones bíblicas con Israel, ¡ni la A, la B, o la C! Al final, según nuestra experiencia, esto puede llevar a un enfoque muy poco saludable sobre los detalles de la propia práctica religiosa, identidad e incluso el engaño de pensar que tienes “sangre” judía o israelita. (Ap 3:9)
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