Congregación Tents of Mercy [Tiendas de Misericordia]
Kiryat Yam, Israel
Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación.
Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres.
Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche…
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
Que traigamos al corazón sabiduría.
Vuélvete, Oh Señor; ¿hasta cuándo?
Y aplácate para con tus siervos.
De mañana sácianos de tu misericordia,
Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. (Salmos 90:1-14)
Los versos arriba, atribuidos a Moisés, pintan los trazos amplios de la existencia humana, desde la creación, a través de las generaciones, a la propia vida de cada individuo. No somos más que un eslabón en la larga cadena de generaciones. Somos mortales y regresaremos a la tierra al final de nuestros días. Sabiduría, compasión, amor, alegría y gozo son los que hacen nuestros días significativos y valiosos.
¿Nos es algo extraño el paso del tiempo? ¡En un momento tenía 15 y al siguiente ya tenía 50! “Contar nuestros días” es una forma bonita de describir nuestra reseña de vida en términos de metas y hacer resoluciones- un ejercicio natural y beneficioso para nuestra alma. Ya sabes… como los propósitos de año nuevo.
¿Cuáles son los tuyos para 2024?
¿Perder peso?, ¿Leer la biblia completa?, ¿Estar en forma?, ¿Ser amable con tu suegra?, ¿Asegurarte de que los niños hagan sus tareas?, ¿Tener tus impuestos en orden a tiempo?, ¿Pintar la casa?, ¿Traer a los secuestrados a casa?... Oh ¡Espera!, eso no está en la lista de todos, solo es para Israel y sus amigos.
Como país, estamos contando los días que los israelíes secuestrados aún siguen retenidos en horrible cautividad. En nuestra rutina diaria, no perdemos de vista el terrible y trágico hecho de que 130 de nuestros conciudadanos siguen secuestrados a unas cuantas millas de nuestras fronteras, en el suroeste de Gaza. Mientras los israelíes, de manera valiente y necesaria, continúan con sus tareas normales, la vida ahora es todo menos normal.
Incluso el decidir qué escribir en este artículo fue un reto; cómo puede una insignificante serie de unos cientos de palabras impactar en la situación desesperada que estamos enfrentando. Sin embargo, por la gracia de Dios seguimos adelante, sabiendo que hay oraciones fervientes de aquellos justos, parándose en la brecha por aquellos en cautividad.
Hace algunos días atrás, fue reportado que más de 6 soldados de la FDI murieron trágicamente en una explosión y 9 fueron heridos. Uno de los soldados heridos era una querida celebridad a nivel nacional. Idan Amedi es un cantante, cantautor y actor. Nativo de Jerusalén, abandonó su “gloria” de celebridad para enlistarse el 7 de octubre como cualquiera de los otros soldados de reserva para servir en su unidad de ingeniero de combate de la FDI.
Amedi es conocido por su talento y honestidad al escribir canciones, así como su fulgurante salto a la fama, que empezó con conmovedoras letras que él mismo escribió y cantó en un concurso (Una estrella ha nacido “kochav nolad”) acerca de sus experiencias en la milicia.
Mientras nuestros conciudadanos pueden parecer honestos al punto de ser groseros, Amedi es una representación hermosa de lo que es positivo en el israelí moderno. Uno no puede sino pensar en la tradición bíblica e histórica del Rey David como poeta guerrero- fiero y aun así sensible- que escribió la mayoría de los versos en los salmos, que tan fielmente nos ofrecen consuelo y dan voz a nuestras almas necesitadas de Dios el Padre.
Muchas de las canciones de Amedi son modestas baladas existenciales, con letras complicadas acerca del tiempo, acerca del arrepentimiento, el amor y la humanidad. Oramos sanidad sobre él y todos los soldados heridos- ¡en cuerpo, alma y espíritu!
Mientras pasamos la marca de los 100 días de guerra, los comentaristas comparan el ambiente nacional con el que fue durante la pandemia, concluyendo que esta crisis es mucho peor.
Entonces conseguimos averiguar cómo proceder con las cosas normales y tenemos que hacerlo de nuevo. Incluso nuestra industria del entretenimiento ha venido a reflejar la nueva normalidad. El show popular satírico israelí- - Eretz Nehederet - “una tierra maravillosa” – ahora se llama Eretz Niljemet - “una tierra en guerra.” el contenido del show lidia con la realidad de la guerra de manera sorprendentemente real y sensible y, sin embargo, graciosa; inspirándonos inesperadamente a llorar y a orar. "¡El corazón alegre constituye buen remedio!" (Proverbios 17:22)
Cuando salimos de la crisis del coronavirus, recuerdo contar. ¿Cuánta gente enferma en estado crítico?, ¿Cuántos años?, ¿Cuántas semanas de encierro?, ¿Cuántas semanas de cuarentena?, ¿Cuántos objetivos y festividades perdidas o perjudicadas por las regulaciones epidemiológicas?
Cuanto más tiempo vivíamos en la pandemia, más cambiaba la manera de informar sobre las cifras. Así también ha sido con esta guerra. En la primera semana los números de aquellos que fueron asesinados y capturados y los números de misiles y los días que experimentamos la guerra, eran reportados meticulosamente. Al crecer los números, nos insensibilizamos a la transcendencia de cada vida, de cada día. La Guerra es horrible, poniéndolo de manera suave.
Si ya estábamos desesperados para que Dios interviniera durante la crisis del covid. ¡Cuánto más ahora!
Israel está buscando a Dios en Espíritu y en Verdad- como nunca lo había visto antes. Ora y aviva esas flamas.
A nuestra manera, en Tiendas de Misericordia, nosotros también estamos “contando nuestros días” mirando atrás y mirando al futuro en la vida de nuestra comunidad para encontrar el balance entre los proyectos de emergencia y la vida normal. Hemos renovado semanal y mensualmente actividades que animen la comunión, la adoración y compartir el pan juntos. Y acabamos de publicar nuestro hermoso calendario del 2024—celebrando el ciclo anual congregacional y “enumerando nuestros días” como comunidad.