¿Has estado en una situación en la que todo parece ir mal, y no sientes en absoluto la presencia de Dios? Bueno, no estás solo. La mayoría de nosotros hemos pasado por situaciones similares.
El rey David oró de esta manera:
תהילים כ''ב:2
אֵלִ֣י אֵ֭לִי לָמָ֣ה עֲזַבְתָּ֑נִי רָח֥וֹק מִֽ֝ישׁוּעָתִ֗י
Salmo 22:1
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Tan lejos de mi salvación?
Yeshúa citó y repitió la oración de David cuando Él estaba en la cruz (Mateo 27:46, Marcos 15:34). ¿Cómo pudo Yeshúa decir tal cosa?
No abandonado - No fue porque Dios se hubiera olvidado de Yeshúa o lo hubiera abandonado sin ningún propósito. Dios nunca nos abandona cuando le somos fieles. Este abandono fue temporal por un propósito.
Cumplimiento de la profecía - Yeshúa citó el Salmo 22, que describe el sufrimiento del Mesías. El pueblo judío lee los Salmos en tiempos de angustia. Yeshúa se identifica con nosotros y nos indica que lo que le sucedió en la cruz es un cumplimiento del Salmo 22.
Prueba de obediencia - La cruz fue una prueba de fe para Yeshúa. ¿Obedecería aún cuando lo dejaran solo? La naturaleza de una prueba requiere ser dejado solo. Vea el ejemplo de Ezequías (II Crónicas 32:31). Yeshúa estaba pasando Su prueba de camino a recibir toda autoridad (Filipenses 2).
Ánimo para nosotros - Cuando pasamos por momentos difíciles, podemos sentir que Dios se ha olvidado de nosotros. Saber que Yeshúa se sintió así durante la crucifixión puede ayudarnos a lidiar con nuestros sentimientos. "Si Él se sintió así, es comprensible que yo me sienta así a veces".
Castigo por el pecado - El pecado humano nos aleja de Dios. El castigo por el pecado es ese mismo resultado: estar separados de Dios. Yeshúa cargó con ese mal para pagar por nuestro perdón. Por nuestro bien, Él tuvo que experimentar la separación de Dios.
Necesario ser matado - La Escritura profetiza repetidamente que el Mesías tenía que morir por nosotros. Si Dios no retiraba Su presencia de Yeshúa, entonces Yeshúa no podría haber muerto. Ser abandonado fue el preludio de ser matado, lo que a su vez, nos salvó.
Advertencia de condenación - La justicia total exige el castigo eterno. Dios advierte a los seres humanos, pero no escuchamos. El abandono temporal de Yeshúa por parte de Dios es una señal de advertencia de que el abandono eterno está pendiente. La cruz es una sirena atronadora para salvarnos de la condenación.
Cuando todo parece ir mal y no sentimos la presencia de Dios, eso no significa que las cosas no saldrán bien como resultado. A menudo los mejores resultados surgen de la peor situación. Dios es todo bueno, todopoderoso, todo el tiempo.
¿Qué debemos hacer en esos momentos? Sigamos el ejemplo de Yeshúa. Rededicó Su vida a Dios - "en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23:46; Salmo 31:5) y perdonó a los que le habían hecho mal - "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34).
No tenemos que tratar de cambiar la situación. Debemos actuar correctamente en medio de ella. Nuestra respuesta es la misma: rededicación y perdón. Confiamos en que Dios tiene el control y nos encomendamos a Él. Eso le da a Dios todo el lugar para obrar en nuestras vidas.
Es normal que una persona devota que vive en un mundo impío sienta que todo está en su contra. En tiempos de prueba, uno podría no sentir la presencia de Dios. Yeshúa nos dijo que en el mundo tendríamos problemas, pero que nos animáramos, porque Él ha vencido al mundo (Juan 16:33).
Experiencia compartida -
Encuentro un gran consuelo que Yeshúa se sintiera abandonado en la cruz. Este fue el gran momento de la historia cuando el amor de Dios pagó el precio para redimir a la humanidad. Estamos llamados a compartir experiencias con Dios. ¡Qué maravilloso momento para "compartir" con Yeshúa!
Piensa en el ladrón en la cruz, que se arrepintió y pidió estar con Yeshúa en el paraíso. En esencia, ya estaba con Yeshúa. Estaba compartiendo la experiencia de la cruz. Ese pudo haber sido el mejor sitio en el mundo entero en cualquier momento de la historia.
Estamos llamados a ser crucificados con Yeshúa (Gálatas 2:20) y a tomar nuestra cruz cada día (Lucas 9:23). Si tienes ganas de llorar: "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" - comparte la experiencia con el Señor, y Él la compartirá contigo.