- Una lección de Miriam (María) y Marta
Recientemente en la Congregación Ahavat Yeshúa en Jerusalén, estábamos teniendo un tiempo de adoración con una dulce presencia del Señor. Me sentía animado.
Pero entonces, debido a un par de dificultades técnicas, me di cuenta de que algunos de nuestros líderes estaban perturbados, preocupados y molestos.
Pensé: “Mira cómo se preocupan y molestan en lugar de concentrarse en la adoración. ¿Qué les pasa? Seguí pensando en eso, y pensándolo más, hasta que perdí totalmente el espíritu de la adoración, y me di cuenta de que me había vuelto más perturbado que ellos. ¡Ups!
Lucas 10:38-42
Yeshúa entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies de Yeshúa, escuchaba Sus palabras.
Marta, en cambio, andaba atareada con los quehaceres domésticos; por lo que se acercó a Yeshúa y le dijo: “Señor, ¿te parece bien que mi hermana me deje sola con todo el trabajo de la casa? Por favor, dile que me ayude.
Sin embargo, Yeshúa respondió y le dijo: “Marta, Marta, andas angustiada y preocupada por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria; y María ha elegido la mejor parte, y nadie se la arrebatará.
Este es un reto que todos enfrentamos - el reto de perder lo que el Señor está diciendo, debido a todo tipo de responsabilidades. Desgraciadamente, el reto se hace aún mayor cuanto más servimos al Señor.
Amamos a Dios, por eso le servimos. Para servirle más, asumimos la responsabilidad de lo que hay que hacer. Con esas responsabilidades, a menudo nos perdemos la presencia íntima del Espíritu por la que elegimos servir en primer lugar. ¡Ay!
¿Podemos aprender de este pasaje a mantenernos centrados en nuestra relación de amor con Yeshúa y no convertirnos en personas preocupadas y perturbadas? ¿Podemos dejar una actitud negativa y mantener una actitud positiva llena de fe? A continuación, algunas sugerencias:
1. Perspectiva: De Marta a María
Todos tenemos algo de Marta y algo de María dentro de nosotros. Ambas son buenas en ciertos aspectos. Sin embargo, para permanecer en una actitud de adoración, tenemos que identificarnos con el lado de María. Tenemos que ver las cosas desde la perspectiva de María y vernos, ante todo, como una persona del tipo de María.
2. Interrumpe la cadena de pensamientos negativos
El "pecado" de Marta no fue que quisiera limpiar y cocinar una comida para el Señor- ¡eso es algo bueno! Pero en lugar de encontrar alegría en su corazón de servicio, se comparó con su hermana y se amargó. Cuando Yeshúa la llamó, "Marta, Marta", quiso interrumpir su monólogo negativo; detener el cuento ofendido que se estaba contando a sí misma; detener la "narrativa de víctima". Tenemos que "detenernos" en esos momentos e interrumpir la cadena de pensamientos.
3. Tienes una opción
Yeshúa dijo que María había hecho la elección correcta. Es posible elegir. No tienes que ser forzado. Es tu elección. No eres un esclavo de las circunstancias. Si María pudo elegir, también pudo hacerlo Marta. Si Marta pudo elegir, tú y yo también podemos. Decidamos tomar las decisiones correctas.
4. Parte buena y Parte mala
Yeshúa dijo que Miriam había elegido la parte buena. Cada situación tiene dos partes. Ninguna situación es totalmente buena o totalmente mala. Hay una parte buena y una parte mala. Ahora mismo, te enfrentas a una parte buena y a una parte mala. Las dos partes están ahí como una especie de prueba u oportunidad. La parte buena y la parte mala siempre estarán ahí pero, qué parte vives depende de ti.
5. Enfócate en Yeshúa
Yeshúa también dijo que sólo hay UNA cosa que es totalmente necesaria. Eso es Él mismo. Si hay una sola cosa, entonces podemos ser firmes. A medida que enfocamos nuestro "escuchar" interno a Yeshúa, no nos perderemos la parte buena, y no caeremos en la parte mala.
Hay veces que necesitamos ser como Marta, asumiendo responsabilidades, sirviendo y sacrificando. Pero hay otros momentos en los que la misma obediencia significa dejar de lado el "tomador de responsabilidades" y simplemente disfrutar de la presencia del Señor (Salmo 37:4).
Evitemos ser personas "molestas" y de "mentalidad negativa". Escojamos la parte buena en cada situación y centrémonos en el Señor. ¡Okey!