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Writer's pictureTamar Afriat

Hasta que apunte el día y huyan las sombras

Updated: Sep 14, 2022

Congregación Tiferet Yeshúa en Tel Aviv




“Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra…”

-Cantares 4:6


Un desafío espiritual: cuando pedir, buscar y llamar no parece funcionar.


Este último año, me sentía lejos del Señor, y comencé a anhelar su presencia. Cuando oré al respecto, Dios me mostró que una de las razones por las que me sentía tan alejada de Él era porque yo me había alejado después de pasar un periodo de sufrimiento, el cual comenzó en Marzo de 2020, cuando Israel estuvo en cuarentena por Covid. En ese tiempo, mi esposo y yo habíamos estado buscando al Señor en serio, (acabábamos de participar en un ayuno global de 40 días,“Jesus Fast”), estábamos avanzando en el ministerio, ¡y las cosas iban bien! Cuando llegó el confinamiento, pensé que podría ser una oportunidad para tener un “tiempo de descanso” de nuestra ocupada rutina. Dios, sin embargo, tenía algo completamente diferente preparado para mí.


Casi inmediatamente después de entrar en cuarentena, comencé a sufrir de una condición de debilitamiento físico. Sumado a los pasos prácticos que uno debe tomar en una situación como esa, tomé todos los pasos espirituales correctos: busqué al Señor en oración y pasé más tiempo en la palabra. En vez de mejorar, las cosas empeoraron. Así que, escudriñé mi corazón, me arrepentí, oré más, declaré la palabra sobre mi vida. Pero entonces los ataques comenzaron. Y siguieron llegando. Por mucho tiempo. Finalmente, con el tiempo, las cosas comenzaron a mejorar, poco a poquito. Pero incluso cuando las cosas habían mejorado significativamente, me seguía sintiendo traumatizada de alguna manera, como si hubiera estado en un naufragio violento y hubiera sido arrastrada a la orilla aún con vida...a duras penas. Había subido al monte de la mirra por la noche del que habla Cantares 4:6. La mirra, una especia bíblica antigua usada en el aceite sagrado de la unción y en el entierro de Yeshúa, a menudo hace referencia al sufrimiento y la muerte.


El Jardín de Getsemaní – Una invitación al sufrimiento.


“Entonces llegó Jesús con sus discípulos a un lugar que se llama Getsemaní…Y tomando a Pedro aparte, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo, ´mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.’” - Mateo 26:36-38


La escena de Yeshúa, solo en el Jardín de Getsemaní, vino a mí durante mi periodo difícil. Esa noche en el jardín, Yeshúa les había pedido a los discípulos que eran más cercanos a Él, Pedro, Juan y Santiago, que se quedaran con Él mientras luchaba con el gran sufrimiento que estaba por tener que soportar. En vez de quedarse en vela con Él, los más queridos y cercanos de Yeshúa se quedaron dormidos.


Cuando comenzó Su persecución y sufrimiento, todos Sus discípulos (a excepción de Juan) lo abandonaron. Seguido pensamos en el gran dolor físico que nuestro Señor soportó en la cruz, pero no solemos considerar cómo fue acompañado con el dolor emocional de ser abandonado por casi todos Sus amigos y, finalmente, ser apartado de la presencia del Padre, como Daniel 9:26 predijo: el Ungido morirá y se quedará sin nada. Éste es el Siervo sufriente a quien somos llamados a seguir e imitar.


Cómo la cultura popular ha dado forma a nuestra fe.


La cultura secular superficial desafortunadamente ha influido a muchos en la iglesia y nos ha enseñado a pensar que el deseo principal de Dios para nosotros es ser bendecidos, prósperos y felices. Como resultado, en la mente de muchos, cualquier tipo de sufrimiento en la vida de un creyente debe ser resultado del pecado. Una mujer de Dios muy madura en Tiferet Yeshúa, cuyo hijo adolescente murió peleando en una de las guerras recientes de Israel en Gaza, compartió conmigo el dolor que había experimentado cuando compañeros creyentes suyos le hicieron sentir que su sufrimiento y su pérdida debía ser resultado del pecado.


Déjame aclarar estor: hay mucho sufrimiento innecesario que experimentamos como resultado de nuestras malas decisiones, el practicar un comportamiento pecaminoso y no invertir en nuestra relación con Dios. Sin embargo, el Nuevo Testamento lo deja claro, una y otra vez, que realmente hay sufrimiento y que va de acuerdo con la voluntad de Dios (1 Pedro 4:19) y que somos invitados a participar en el sufrimiento del Mesías (1 Pedro 4:12-17)

Todo se trata del amor


Antes pensaba que participar en el sufrimiento de Yeshúa venía solo por la persecución directa a causa del evangelio. Eso es ciertamente una parte, pero es más que eso. Cuando entendemos que el principal deseo de Dios para nosotros es que crezcamos y maduremos en nuestro amor por Él y por otros, descubrimos tarde o temprano que sufrir es parte de ello.

Cantares 5 – La invitación de creyentes maduros al Jardín de Getsemaní


En el Judaísmo, Cantares es considerado “El Santo de los Santos”. Aparte de su descripción literal del amor entre el rey Salomón y su prometida, la doncella sulamita, en un nivel espiritual es considerado como una descripción del amor sagrado entre Dios e Israel. Como seguidores del Mesías, lo vemos como la descripción de la novia del Mesías (judíos y gentiles) creciendo en un amor maduro por su rey prometido.


El quinto capítulo de Cantares describe el sufrimiento y persecución de la novia madura. Ella es descrita como un jardín, y otros son bendecidos y fortalecidos por el fruto evidente en su vida (5:1). En ese punto, ella debe sentirse bien, ¡estando donde debe de estar! Pero ella no está al tanto de que su Novio la está invitando a una nueva y dolorosa fase de crecimiento, no muy distinto a Yeshúa en el Jardín de Getsemaní pidiéndonos quedarnos en vela con Él y acompañarlo con alguno de sus sufrimientos.


Ella está dormida, pero su corazón vela (5:2): cuando Yeshúa encuentra a los discípulos dormidos, dice, “el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41)


El novio, afuera, solo en la noche, buscando su compañía (5:2): “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.” (Mateo 26:38)


-Ella está confundida en este inesperado vuelco de eventos, pero finalmente responde en obediencia. (5:3-5) – a pesar de estar dispersos y confundidos, el discípulo Juan y un grupo de mujeres se quedan con Yeshúa durante su sufrimiento. (Juan. 19:25-26, Marcos 15:40-41)


-Ella le abre la puerta, pero él no está ahí. Ella lo busca pero no lo puede encontrar. (5:6): Yeshúa es abandonado por la mayoría (Mateo 26:56) y sufre la separación definitiva del Padre en la cruz. (Mateo 27:46, Daniel 9:26)


-Ella es golpeada y herida por las autoridades y le quitan su manto. (5:7): el Señor Yeshúa fue golpeado, herido y le fue arrancado su manto por las autoridades judías y romanas (Mateo 26:67, Juan 19:1)


¿Cuál es la respuesta de la novia después de esta terrible experiencia? Ella grita que está enferma de amor por su amado y se lanza a la más elevada alabanza de Él ante las hijas de Jerusalén. ¡Qué poderosas testigos! En el siguiente capítulo ella declara “Yo soy de mi amado y mi amado es mío” desde la experiencia personal de saber que no hay nada que pueda separarla de su amor. Es por eso que su amado la llama “imponente como ejércitos con estandartes” en el siguiente capítulo (6:4).


Eso es ir a través del fuego purificador – una idea que solía asustarme. Cuanto más caminamos cerca de nuestro Amado, más entendemos Su corazón por nosotros y que a veces nos hace pasar por valle de las sombras de muerte para poder llevarnos a un nivel más profundo de madurez, amor y conocimiento...que es el gozo y placer más verdadero que podamos conocer.


Si sientes que nunca has experimentado una relación real con Dios, te recomiendo encarecidamente el testimonio de mi amiga Monica.




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