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Dios es un artista asombroso. Su obra de arte está viva, se mueve, como una danza que involucra tanto al hombre como a la mujer, a la Ekklesia y a Yeshúa, a Israel y a las naciones. Romanos 11 ayuda a revelar este misterio. Este capítulo está lleno de revelación acerca del plan eterno de Dios.
OBSERVE hoy cómo Asher aporta una visión del texto y nos ayuda a entender cómo interpretar la historia del castigo y la restauración de Israel y el paralelismo entre el exilio/regreso y la muerte/resurrección de Yeshua.
La danza divina entre Israel y las naciones es fundamental para el plan eterno de Dios. Él está en proceso de crear un mundo perfecto con personas perfectas. Dios actúa a través de su remanente para producir bendición y restauración mutuas: de Israel a las naciones, de vuelta a Israel y de vuelta a las naciones. Asher ratrea este patrón a través de las vidas de los antepasados, los reyes y las naciones del exilio.
El milagro de estar injertados juntos y de tener una identidad compartida se expresa a través de la parábola del olivo. Al abrazar este misterio que se despliega, recibimos vida, bendiciones, unción para judíos y gentiles, Israel y las naciones.
Se acerca un gran renacimiento apostólico. Las naciones están llegando a su plenitud e Israel está siendo restaurado como nación y a la fe en Yeshúa. De esta restauración nacerá la resurrección de los muertos y el reino de Dios en la tierra.
Permanezcamos humildes, sometámonos a Su plan y demos la bienvenida al proceso de ser unidos para Su gloria.