Las Escrituras fueron escritas por diferentes hombres, todos ellos inspirados por el Espíritu Santo. Por lo tanto, cada libro tiene un estilo diferente, pero el tema subyacente es el mismo. Abordan diferentes situaciones históricas en sus generaciones, pero todas apuntan al mismo plan eterno.
La figura central de todas las Escrituras, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, es Yeshúa (Jesús), el hijo de Dios y el hijo de David (Romanos 1:3-4) Yeshúa se revela en la Ley y los Profetas como el Ángel YHVH, y en los evangelios como el Mesías.
El acontecimiento central de las Escrituras es la muerte y resurrección de Yeshúa. Este acontecimiento está profetizado en la Ley y los Profetas y se cumple en los Evangelios. La muerte y resurrección de Yeshúa fue planeada y predestinada antes de la creación del mundo (Apocalipsis 13:8, I Pedro 1:20).
Todo en la naturaleza y en la historia refleja el tema de la muerte y la resurrección.
Astronomía – El ciclo de la luna dura un mes, en el que la luna parece morir y volver a la vida. La palabra hebrea para luna (chodesh) es la misma raíz que la palabra para nuevo (chadash). El sol se pone cada día, el cielo se vuelve negro y vuelve a la luz cada mañana.
Agricultura – Toda la vida vegetal crece mediante una semilla que cae en la tierra y muere; luego vuelve a la vida para dar más fruto. Toda la naturaleza sufre ahora, pero será liberada y restaurada en el reino de Dios (Romanos 8:19-22). El alimento que comemos, cuando es un producto animal, exige que un animal vivo haya tenido que sacrificar su vida para que nosotros podamos seguir viviendo (Génesis 3:21).
Artes – En el cine, la literatura, la pintura y todas las artes creativas, encontramos el tema del héroe dispuesto a entregar su vida para salvar a los inocentes y luego hacer una emocionante reaparición. El artista judío Marc Chagall pintó una serie de cuadros en los que comparaba la crucifixión con el Holocausto. La serie de esculturas de Rick Wienecke, “Fuente de Lágrimas”, muestra la misma comparación (www.castingseeds.com). Incluso en la serie de brujería Harry Potter, el héroe sacrifica su vida para salvar a sus amigos en King's Cross y luego resucita de entre los muertos.
Cuerpo físico – Dios diseñó nuestro cuerpo para que yaciera en la oscuridad sin moverse durante varias horas cada noche y luego se levantara de nuevo al amanecer, como si volviera a la vida. La primera oración de los judíos religiosos cada mañana compara el despertar con la resurrección.
Vida espiritual – Todo cristiano nacido de nuevo sabe que la fuente de su nuevo nacimiento y vida espiritual es identificarse con la crucifixión de Yeshúa (Gálatas 2:20). En la inmersión en agua, la ceremonia simboliza ser sepultado y resucitado (Romanos 6:4). Nuestro ministerio al Señor suele experimentar lo que se llama “la muerte y el renacimiento de una visión”.
Sacerdocio Levítico – Los sacerdotes en el Templo ofrecían cada día sacrificios de animales en los cuales el animal es un símbolo del Mesías muriendo como expiación por nuestros pecados, y luego resucitando de entre los muertos (Levítico 16).
Historia de Israel – La nación de Israel pasa por la destrucción, el exilio, la reunificación y la restauración, tanto en la historia bíblica como en la moderna. El exilio del pueblo judío se compara con una experiencia de muerte (Lamentaciones), y la restauración de la nación con una resurrección (Ezequiel 37).
El paralelismo de la crucifixión y resurrección de Yeshúa con la destrucción y restauración de Israel es clave para comprender los misterios del reino de Dios. El patrón de muerte y renovación en la naturaleza nos ayuda a comprender la creación de Dios.
Muchos de los héroes de las Escrituras pasaron por experiencias de muerte y resurrección. Isaac fue atado a un altar y virtualmente ofrecido en sacrificio por su padre. José fue simbólicamente asesinado por sus hermanos, arrojado a un pozo y a una mazmorra, y finalmente se levantó para gobernar la nación. Sansón sufrió una experiencia de crucifixión. Daniel fue arrojado al foso de los leones y resurgió a la mañana siguiente. Jonás virtualmente murió en el vientre del pez y luego volvió a la vida.
La muerte y la resurrección son un tema constante a lo largo de la Ley, los Profetas y el Nuevo Pacto, y nos ayudan a comprender el plan de las Escrituras de principio a fin.
