Tikkun Global
Jerusalem, Israel
Ni la Navidad ni la Janucá son fiestas señaladas en la Torá, pero ocupan un lugar central en los mensajes tanto del judaísmo como del cristianismo.
Navidad y Janucá tienen temas paralelos.
El nacimiento de Yeshua, según las Escrituras, parece ser durante Sucot – Tabernáculos.
[Zacarías, el padre de Juan Yohanán, sirvió como sacerdote del Templo durante la guardia de Abías (Lucas 1:5), que es en el cuarto mes (1 Crónicas 24:10), seis meses antes de la anunciación y concepción de Miriam – María (Lucas 1:36). En resumen: la visión de Zacarías y la concepción de Elisabet a finales del cuarto mes; la visitación de María y concepción a finales del décimo mes; el nacimiento de Yeshúa en el séptimo mes.]
Si Yeshua nació durante Tabernáculos, entonces fue concebido durante Janucá. La luz vino al mundo en la concepción virginal sobrenatural de Miriam. Los judíos encienden las velas de Janucá en la misma temporada en que los cristianos celebran la Navidad. Es la misma luz.
(Es más probable que la Navidad sea el momento de la concepción de Yeshua, no de su nacimiento. La conexión entre Navidad y Janucá armoniza las narrativas del judaísmo y el cristianismo: dedicación del Templo, llegada del Mesías, luz de Cristo.)
En el evangelio de Juan (10:22), Janucá es llamada la fiesta de la Dedicación. Dura ocho días. ¿Por qué? La dedicación del Templo de Salomón duró ocho días durante la fiesta de los Tabernáculos (2 Crónicas 7:9). La dedicación del Templo es una ceremonia de ocho días.
La dedicación macabea fue el mismo número de días, pero no el mismo mes.
La luz de Yeshúa vino al mundo en la concepción de Miriam durante Janucá. La luz es la concepción; el cuerpo en el momento del nacimiento es el tabernáculo.
Janucá fue una celebración posterior a la anterior dedicación del Templo en Sucot. La dedicación original del Templo se realizó en Tabernáculos, mientras que la dedicación de los Macabeos se realizó en Janucá. Las dos fechas brindan la oportunidad de celebrar la concepción y el nacimiento por separado.
La Menorá del Templo tiene 7 velas. La Menorá de Janucá tiene 9 velas: 8 para cada uno de los 8 días de dedicación y la 9ª es la vela del shamash-siervo que enciende las demás.
El candelabro es un símbolo del pueblo de Dios: primero el pueblo de Israel, luego multiplicado a través de la Iglesia global, ekklesia (Éxodo 25:31; Zacarías 4:2; Apocalipsis 1:12-13, 20).
Yeshua es el sacerdote celestial que enciende el Candelabro; Él es el shamash-siervo de Janucá que enciende las otras velas.
Yeshua es la luz que vino al mundo. Sin embargo, la luz no sólo viene al mundo. La luz tiene una lucha continua para vencer a la oscuridad. La lucha de la luz contra la oscuridad es otra forma en la que Janucá y Navidad están conectadas.
Los macabeos estaban luchando por un estado judío contra el imperio del mal de esa época. Era una lucha de la luz contra la oscuridad. De Israel contra las naciones paganas. Esto tiene un significado pasado, presente y futuro.
Hoy, nuestros soldados en el campo de batalla se ven a sí mismos como modernos Macabeos. Luchan en nombre del resto de las naciones del mundo; luchan por el bien contra el mal; por la luz contra la oscuridad. No se trata de una guerra contra Gaza, sino contra el extremismo yihadista asesino alrededor del mundo.
Las profecías del fin de los tiempos describen una batalla en la que todas las naciones del mundo atacan a Israel. Al final, Yeshua interviene, al frente de los ejércitos del cielo. Destruye a todas las naciones que atacaron a Jerusalén, y establece el reino mesiánico en la tierra, con Jerusalén como su capital.
Yeshua vino la primera vez como un bebé; la segunda vez será como un general. Él es el príncipe de la paz y el comandante de los ejércitos. Es el cordero de Dios, inmolado por los pecados de la humanidad. Es el león de la tribu de Judá, rugiendo en la batalla.
En esta temporada, unimos nuestra esperanza por la victoria de la luz sobre la oscuridad.