La tradición judía celebra el día santo de Shavuot (de las Semanas) como el momento de la entrega de la Torá en el monte Sinaí.
Los cristianos celebran el día santo de Pentecostés como el tiempo de la impartición del Espíritu Santo en el Monte Sion.
Naturalmente, los dos son el mismo día, uno marcado por el calendario lunar y el otro por el calendario solar. Comprender la conexión entre ambos puede ser una fuente de gran inspiración.
Shavuot significa literalmente “sietes”, ya que 7 por 7 equivalen a 49; mientras que Pentecostés significa 50. Ambos están relacionados con el final de la cuenta del Omer que comenzó durante la Pascua.
La fecha de la entrega de la Torá que se encuentra en Éxodo 19:1 “en el mes tercero“ no es exacta, por lo que la cuenta del día puede ser correcta o no.
En cualquier caso, los paralelismos que hay son llamativos. En el Monte Sinaí se dio la Torá en fuego y relámpagos en presencia del Ángel de YHVH; el pueblo literalmente “vio las voces” de Dios, de la misma manera que los discípulos vieron al Espíritu Santo como lenguas de fuego del Mesías Yeshúa. (Éxodo 19:18-19; 20:18; Hechos 2:1-4).
Existe incluso una tradición rabínica de que, si bien la Torá fue entregada en el monte Sinaí en hebreo, contenía 70 idiomas que representan a todas las naciones del mundo. (Midrash Éxodo Rabá 5:9) Los discípulos de Jerusalén recibieron lenguas sobrenaturales del cielo que se oyeron en distintos idiomas (al menos como se relata en Hechos 2:5-11), también representando todas las naciones del mundo.
Otra tradición judía relacionada con la ofrenda de grano que se manda dar en Shavuot, consiste en pasar la noche en vela estudiando el libro de Rut. Para nosotros, esta historia apunta claramente al Hombre Nuevo, el injerto de los gentiles al olivo de Dios, Israel. Esto comenzó a escala mundial el día de Pentecostés.
Sorprendentemente, en tiempos modernos, Shavuot fue adoptado por el movimiento kibutz como su “día santo” (los primeros kibutzim eran en su mayoría antireligiosos). Ahora se ha convertido en una fiesta nacional israelí con desfiles, celebrando “los primeros frutos” de los productos agrícolas, cenas familiares, bailes folclóricos, e incluso nuevos inventos comerciales.
En la narración bíblica, hay un desarrollo de tres etapas de la שכינה, shekinah – la presencia moradora de la gloria de Dios. La primera etapa es representada por el Sinaí. La columna de nube y fuego seguía al pueblo a distintos lugares. La segunda etapa es el Templo de Salomón, donde leemos que la Gloria de Dios llenó el Templo en su dedicación (2 Reyes 8:10, 2 Crónicas 5:13; 7:1).
La tercera etapa es el derramamiento de Shavuot-Pentecostés sobre los discípulos. Esto también ocurrió en Jerusalén. Las tres etapas serían:
La columna de nube y fuego en el exilio
Nube y fuego en el Templo de Jerusalén
El fuego del Espíritu Santo en los discípulos en Jerusalén.
Desde aquí el Nuevo Pacto desarrolla la metáfora de que nosotros, como Cuerpo del Mesías, somos un templo espiritual hecho de piedras vivas. (Efesios 2:21-22; 1 Pedro 2:5)
Es debatible si el derramamiento del Espíritu Santo ocurrió en el Aposento Alto o en el Templo mismo. Las Escrituras no son claras en este punto. Los discípulos son descritos como estando “continuamente“ en el “Aposento Alto” en Hechos 1:13-14, y en el Templo en Hechos 2:46. Fueron descritos como si estuvieran en una “casa” en Hechos 2:2 – en griego es oikos, que puede indicar el Aposento Alto; si bien en hebreo el término para casa es bayit, בית que puede significar tanto casa como templo.
En cualquier caso, el Aposento Alto del Monte Sion y el Monte del Templo en el monte Moriah solo se encuentran a unos pocos metros el uno del otro, por lo que no hace mucha diferencia. Los significados simbólicos de Sion y Moriah encajarían. La morada del Espíritu Santo va desde la columna del desierto al Templo de Salomón y luego a los corazones de los discípulos.
Por supuesto, todavía hay otra etapa, una etapa futura, en la que el Espíritu Santo ha de derramarse sobre “toda carne” como se promete en Hechos 2:17. Así como Pablo deseaba “urgentemente” estar en Jerusalén en Pentecostés-Shavuot (Hechos 20:16), así también nosotros dedicamos este día santo cada año para orar “urgentemente” por ese derramamiento global de los últimos tiempos.