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Writer's pictureAsher Intrater

Solución al Conflicto Político Religioso



Hay mucho conflicto religioso y político en el mundo. Siempre ha existido. El conflicto es intenso y es probable que aumente más.


La Biblia tiene mucho que decir sobre esta cuestión tan compleja. Están las batallas entre Israel y las naciones; entre Judá e Israel; entre los sacerdotes y los profetas; entre los profetas de Baal y los profetas de YHVH; entre los israelitas y filisteos; entre las diferentes tribus dentro de Israel.


Hoy vamos a ver uno de esos muchos pasajes: la confrontación entre Pilato y Yeshúa en el evangelio de Juan. Podemos ver aquí cinco principios espirituales básicos.


I. Siempre hay un conflicto político y religioso


Cuando Yeshúa fue traído delante de Pilato, Pilato inmediatamente le hizo una pregunta “¿Eres tú el rey de los judíos?” (Juan 18:33) Su argumento parecía ser el siguiente, “¿Estás liderando una rebelión religiosa-política en contra del gobierno romano? Si es así, ese es un crimen por el cual te puedo castigar”


En el primer siglo, este era el conflicto político principal en Israel, y es el trasfondo de los evangelios del Nuevo Pacto. Durante todo el periodo apostólico, el imperio romano dominaba el mundo. El libro de Hechos comienza en Jerusalén y termina en Roma.


Pilato estaba cuestionando a Yeshúa dentro del conflicto religioso-político. Estaba a la expectativa de que Yeshúa tomara una posición en el tema. La cuestión no podía ser evitada.


II. Hay una perspectiva espiritual diferente en esas cuestiones.


Yeshúa mira el conflicto en un nivel diferente. Su perspectiva es espiritual y celestial, no religiosa y política. La pregunta que Pilato hizo podría ser vista en esa otra perspectiva, si esa era la intención de Pilato. Entonces, ¿cuál de las DOS era?


Yeshúa respondió, “¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?” (Juan 18:34) Yeshúa está aclarando si Pilato está preguntando acerca de la misión espiritual de Yeshúa o acerca del conflicto político-religioso.


Pilato respondió, “¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?” (Juan 18:35) En otras palabras, Pilato en este punto no está interesado en el mensaje espiritual de Yeshúa, sino solamente en el conflicto religioso-político.


III. El mensaje del evangelio NO está primordialmente tomando partido en el conflicto político.


Cuando Yeshúa ve que Pilato únicamente está lidiando con el conflicto religioso-político, Él dice que ese NO es su propósito principal. Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.” (Juan 18:36)


Yeshúa no niega su realeza ni su impacto profético final en los imperios políticos y religiosos. Pero él se niega a entrar en ese nivel de argumentación. Él y sus discípulos no están “peleando” en este ámbito.


Al hacer esto, Yeshúa no está evitando el tema, o con miedo de lidiar con él. Él está presentando una TERCERA perspectiva. En esencia, diciendo: “tú estás tratando de arrastrarme a un conflicto religioso-político. Pero ambos lados están mal. Ninguna de las partes tiene una respuesta. Ninguno de ustedes puede aportar una solución.


“Sin embargo, yo tengo un camino diferente, un camino celestial. Si bien mi reino no es parte del conflicto religioso-político presente, finalmente traerá una solución a todos los conflictos. Yo tengo una solución. Ninguno de ustedes la tiene. No estoy tomando posición en su conflicto. Estoy trayendo una solución mejor y real,”


IV. El evangelio apunta a la VERDADERA solución de la crisis humana.


Cuando Yeshúa responde de esta manera, hace que Pilato pregunte acerca de la perspectiva de Yeshúa, a pesar de estar Pilato tan profundamente inmerso en el conflicto del imperio.


Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? (Juan 18:37-38)


Yeshúa es ciertamente Rey. Él nació para ser ese rey. Él fue crucificado como ese rey. (Juan 19:19-22) Fue levantado y ascendió para recibir la autoridad celestial. (Daniel 7:14, Salmos 110:1, Marcos 14:62) El regresará para establecer ese reino en esta tierra. (Mateo 6:10; 25:31)Todos los gobiernos de este mundo se someterán a su autoridad (Apocalipsis 11:15)


Nuestra prioridad no es tomar una posición política, sino presentar la verdadera solución. Ambos lados están equivocados finalmente, porque todos los hombres son egoístas y pecadores. El evangelio cambia los corazones humanos y eso trae verdadera paz, justicia social, cambio ambiental y bienestar económico.


Nosotros buscamos su reino y su justicia. (Mateo 6:33). Todo lo demás será “añadido” como resultado de una relación correcta con un amoroso y santo Dios.


V. Hay UNA autoridad soberana sobre todas las demás.


Pilato trató de forzar a Yeshúa a entrar en el conflicto religioso-político, pero Yeshúa simplemente se negó a responder. Pilato estaba frustrado con el silencio de Yeshúa y trato de imponer su autoridad sobre él.


“¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?” (Juan 19:10)


Sorprendentemente, Yeshúa no negó la autoridad política de Pilato. Tampoco negó la autoridad de los sacerdotes en el Templo. De hecho, se sometió a ambos, al imperio Romano y al sacerdocio judío. Pero luego añadió que ahí había una mayor autoridad sobre ellos, a la que tendrían que dar cuentas por su decisión.


Respondió Yeshúa: “Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba…" (Juan 19:11)


Nos sometemos a las autoridades en este mundo porque son secundarias. Hay autoridad sobre ellas. Solo hay UN soberano gobernante desde lo alto. Es Dios.


El mensaje del reino tiene autoridad primaria, mientras que la religión y la política la tienen secundaria. El evangelio llama a la gente a someterse al reinado celestial de Yeshúa. Dice “todos han pecado y necesitan arrepentimiento, porque el reino de Dios y su juicio están cerca”


Observaciones finales


Escribí este artículo a la luz de los conflictos actuales en el Medio Oriente. Hay diferentes perspectivas al tratar los temas en América, África, Europa y Asia.


Estamos de acuerdo con los judíos ortodoxos en Israel en los valores familiares conservadores. Sin embargo, la persecución a los mesiánicos, el prejuicio racial y la coerción religiosa por los elementos extremistas entre ellos, no nos permite encajar. Estamos de acuerdo con la sociedad israelí secular en los derechos civiles de libertad y expresión. Sin embargo, la desintegración de la familia y los temas de moralidad sexual, no nos permite encajar con ellos tampoco. Para los palestinos, tenemos una compasión profunda por su sufrimiento; y tenemos una unidad preciosa con nuestros amigos cristianos árabes. Sin embargo, la influencia de la yihad islamista radical, con su odio por Israel, también nos deja fuera.


Si bien no tenemos que pelear o tomar partido en la política religiosa partidista, sí tenemos que abordar con claridad profética todas las cuestiones de moral y justicia social. Y tenemos que discernir la diferencia entre las dos.


Nuestro mensaje debería ser más audaz y confrontativo. No es derecha o izquierda, es superior. No es por un candidato político, sino por el Rey de reyes que gobernará sobre ellos.



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